domingo, 24 de noviembre de 2013

Estas no son mis orejas


Hola de nuevo mis queridos lectores.
Lo primero debo pedir perdón por haber tenido el blog tan abandonado, es que al parecer, estar de prácticas en una empresa y al mismo tiempo atender a mis deberes universitarios consigue agotarme y dejarme sin ganas de nada.
Pero aún así llevo semanas rumiando en mi cabeza este articulito, desde que vi en un bazar chino el maravilloso artículo de la foto.




Y es que hoy vamos a hablar de la importancia del empaquetado, y como puede hacer que un producto que
sea excelente, fracase y se hunda en la más absoluta miseria.
Esto se hace muchísimo más patente en los productos alimenticios, donde existen unas reglas no escritas básicas para cualquiera que quiera vender producto “fresco”.
El caso que me viene a la cabeza es uno de los mayores fiascos que ha tenido la compañía Campofrío.
A mediados de la década pasada, o quizá antes, la memoria no me resulta fiable para concretar, Campofrío lanzó al mercado un producto llamado American Burguer, no recuerdo haberlas probado para saber si eran buenas o
malas, pero estoy seguro que mi madre nunca las hubiera comprado. ¿Cuál era su error? Venían en un paquete con un dibujo muy bonito de la hamburguesa, y la estatua de la libertad de fondo, sin embargo, era imposible ver el producto en su interior.
Cuando compramos productos de alimentación, y más en España, nos gusta ver lo que estamos comprando, ¡y es que nos lo vamos a comer y es importante el aspecto!
Años más tarde, y tras identificar el problema, Campofrío lanzó una nueva línea de productos, llamada vuelta y vuelta, que ha tenido más éxito, y sigue siendo vendida a día de hoy. ¿La diferencia del éxito? Todos los productos de esta línea, aunque vienen con una foto del delicioso plato que te vas a preparar en casa, se puede apartar el cartón y ver el producto a través del plástico. A día de hoy en todos los productos de Campofrío se puede ver el contenido por delante o por detrás, cuando no es todo el paquete transparente.

Pero esto no se limita a mercados tan competitivos como el de gran consumo y alimentación. En mercados
con tan poca competencia como puede ser el de las figuras en miniatura, tan dominado por el gigante de esto, Games Workshop, me hace pensar que podrían incrementar ventas por impulso en el punto de venta si implementaran una forma de ver las matrices de plástico del interior de sus cajas, como hacen con los productos que venden en blister. Algunas personas le piden a los dependientes abrir la caja para ver lo que viene exactamente y como es, otros con menos confianza, pueden no fiarse del dibujo de las miniaturas montadas
y pintadas e irse de la tienda sin comprar.


Para ir terminando, una pequeña conclusión que siempre debemos tener en cuenta, y es que incluso en esta época de la información donde podemos sacar el teléfono y buscar la población de la capital de Bahrein (a ver quien me dice el nombre de esta de cabeza) en meros segundos. Cuando estamos comprando nos gusta ver y tocar lo que compramos, la presentación artística que tenga el diseñador que ha creado el paquete nos importa más bien poco.